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La Burocracia en Chiapas está acabada; es más que nada

La Burocracia en Chiapas está acabada; es más que nada

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•Sin liderazgos, sin capacidad, ni personalidad jurídica; está en la quiebra

•El edificio que construyeran viejos y auténticos líderes, hoy se desmorona; viven de la caridad pública.

Miguel Ángel Carrillo Barrios/Trascender Online Opinión

La dirigencia del Sindicato de Burócratas al Servicio del Gobierno del Estado, siempre ha sido subyugada al gobierno por compromisos de sus dirigentes con los que ocupan el cargo de poder ejecutivo. Algunos de esos líderes aprovecharon en su momento extraer mediante acuerdos, buenos aumentos salariales, una serie de conquistas sindicales ponderantes y las excelentes relaciones dirigente-gobernante, tal fuera el caso de Manuel Mauricio Soto, que durante su doble administración construyó el edificio sindical y el aguinaldo de 60 días. En la actualidad, ese sindicato carece de todo. No tiene dirigente, al menos reconocido por el Tribunal del Servicio Civil, así es que los casi cinco mil trabajadores deambulan (perdón) como “chuchos sin dueño”, moviéndole la cola al que se pueda para poder defenderse de los embates de lujuriosos, abusivos y nefastos jefes; no hay quien los defienda, se rascan con sus propias uñas, pues los que se dicen líderes, carecen de personalidad jurídica reconocida en ninguna institución, es decir, son más que nada. El gobierno le ha dado vueltas y más vueltas al conflicto litigioso entre los que se dicen dueños de ese pastel; así le conviene, nadie molesta por aumento salarial; les da lo que quiere, si se le antojara quitarle o reducirle alguna conquista sindical ganada, lo puede hacer con la mano en la cintura, los afectados, en ese supuesto, no tienen representación legal y sólo los burócratas unidos podrían defenderse declarándose todos, en asamblea estatal permanente. Claro, eso es mucho pedir, quizá nunca se pongan de acuerdo como ha sido para nombrar sus líderes, menos para constituirse como asamblea estatal permanente y nombrar su representante y tomar acuerdos contractuales. Hoy, ante la desgracia que desmorona ese débil puñado de personas que se definen sindicalistas, y dentro de los cuales existen algunos pseudocríticos que empiezan criticando y terminan alabando al gobernador en turno; sus edificios sindicales se les está cayendo y que al igual que las unidades que en un tiempo fueron el orgullo de Manuel Mauricio Soto, están acabándose. El sindicato no tiene un solo peso en las manos de las aportaciones sindicales que les hacen a los trabajadores, el gobierno lo está manejando a su antojo y quizá jamás se los restituya y si lo hace, lo hará condicionando alguna conquista, sino, el tiempo me dará la razón. Pero hay que remarcar que ninguno de los que se definen líderes, han tenido la capacidad para dirimir armoniosa, somera e inteligentemente sus diferencias, pues han preferido ahogarse en sus nefastos orgullos causando con ello, lamentables y severos daños a los trabajadores. Aquel sindicato que hasta hace muchos años manejaba una caja de ahorros con millonarios fondos, hoy al parecer no tienen ni siquiera mil pesos para poder apoyar a los mismos compañeros, como se hacía. Hace unos días escribí un artículo sobre acciones que se avecinaban contra los trabajadores del gobierno del Estado sobre su aguinaldo, sus prestaciones y otras acciones que no señalé; creo conciencia en muchos trabajadores pero otros, muy pocos por cierto, sacaron a relucir su papel de esquiroles oficiales e incluso algunos que se definen como periodistas igual oficiales, rebatieron la nota con argumentos vergonzosos, débiles y hasta serviles. Los burócratas son el alma de todo sistema, son el funcionamiento, el secreto y la operatividad de un gobierno; algunos de los trabajadores quizá ni cuenta se han dado el papel que desempeñan, desgraciadamente ese desconocimiento o al pretender querer congraciarse con los hombres en el poder, a los que no pertenecen ni pertenecerán, provocan graves problemas a sus compañeros de clase social y económica. Decía un gran pensador europeo que todo aquel que se sienta poderoso simplemente por servirle el café o lamerle las botas a los poderosos, tiene una lamentable concepción del poder porque llegará el momento en que su falsa grandeza llegará a minusculizarse tanto que traumará su destino de por vida.

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