Esponda y los moches en Tránsito del Estado

En Síntesis…

Vinicio Portela Hernández
En la administración del Gobernador Manuel Velasco Coello ya es muy común que se hable de corrupción, en todas las dependencias hay ejemplos claros de como los funcionarios se hacen ricos gracias al presupuesto público, mientras que el mandatario estatal está segado por alcanzar la silla presidencial, una fantasía al menos que vaya sentado en un unicornio.
En la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana no se canta mal las rancheras, es el nido de la corrupción estatal, denuncias tras denuncias se han vertido y nada pasa, el Comisario General Jorge Luis Llaven Abarca está muy lejano a ser un servidor público ejemplar, desde tortura hasta desvíos de recursos son parte de su curriculum criminal, así qué se puede esperar de los demás.
Por ejemplo, en la Dirección de la Policía Estatal de Tránsito dirigida por Carlos Esponda Montesinos, ahí la trácala está a todo lo que da, no dejan pasar nada sí no hay moche, desde una placa infraccionada hasta pedir cuotas a sus elementos.
Y ojalá que el Comisario Octavio Lozoya Uribe, Subsecretario de Seguridad Turística y Víal pueda confirmar lo que aquí voy a exponer. En Tránsito se mueven ilegalmente miles de pesos mensuales, Carlos Esponda a través de su Inspector General José Mercedes Gordillo Gordillo, Subdirector Operativo, exige a cada una de las 52 delegaciones estatales la cantidad de 15 mil pesos quincenales, con lo que obtienen más de un millón 560 mil pesos mensuales, por el cobro de cuotas.
Pero si esto no fuera mucho, la avaricia del Director de Tránsito va más allá y exige la cantidad de mil pesos quincenales a sus 298 elementos, otros 596 mil pesos que se van a la bolsa de Esponda Montesinos, que en total suman mensualmente un botín de dos millones 156 mil pesos.
Aquí no quedan esos negocios turbios, las infracciones son otra mina de oro, con el pretexto de que los tramites para pagar una multa de tránsito son muy engorrosos, el Director Esponda “ayuda” a los ciudadanos supuestamente con descuentos y manda a un “gestor” de nombre Roberto Enrique Ovando Ramos, quien está en nómina como Policía Estatal Preventivo raso, este se dedica engañar a los infractores para que le suelten dinero a cambio de no hacer cola y pagar sus multas de inmediato.
Ovando Ramos, conocido en Tránsito como La Cocha, ordena a los encargados de cobrar las multas, por instrucciones de Carlos Esponda, dejen al mínimo el pago y recoge las placas infraccionadas, así que por cada favor se están quedando con un promedio de 700 pesos y que semanalmente “atienden” a más de 100 personas, así que sus ganancias son considerables.
De lo recaudado, el director de la Policía Estatal de Tránsito, Carlos Esponda Montesinos, se hace acompañar de José Mercedes Gordillo Gordillo, Subdirector Operativo y otro incondicionales a celebrar semanalmente en un rancho al que han bautizado como El Gallinero, según porque ahí llevan a puras pollitas, el cual se encuentra muy cercano al Autódromo Chiapas y ahí hacen sus bacanales, donde siempre están amenizados con sexoservidoras y mucho alcohol y para llegar a ese lugar utilizan vehículos oficiales y principalmente una camioneta roja con placas DB-00-282 la cual le sirve para ir por los mandados.
Todas estas acciones tienen a los Policías de Tránsito en un estado de estrés constante, ya que deben estar al corriente de sus cuotas y además de tener contentos a Esponda y a Gordillo a fin de conservar sus empleos, pero aún así, aseguran, los “pisotean” su antojo, por lo que consideran que su situación es insoportable y que de no parar todos estos abusos estarán dispuestos a llegar a las últimas consecuencias.
De Carlos Esponda hay más tela de donde cortar, como sus amoríos, los regalos costosos como una Vento y de quién llega a su casa cuando está sola, pero eso será para una próxima entrega.
Lo que espero es que el Comisario Octavio Lozoya Uribe investigue a fondo esta cadena de corrupción, que se acerque a los elementos y que les genera la confianza suficiente para que hablen de las anomalías en la Subsecretaria de Seguridad Turística y Víal que son muchas y sería imposible que no se diera cuenta de lo que pasa frente a él.

Terminé
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