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Los niños canguros, una realidad que avergüenza

Los niños canguros, una realidad que avergüenza

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Esteban Moreno/Trascenderonline

En Chiapas los niños indígenas acostumbran a trabajar desde muy pequeños; la venta de dulces y cigarros en las calles de las principales ciudades está a cargo de los niños indígenas a quienes se les conoce como chicleritos o niños canguros, por su forma de cargar la caja de madera donde exhiben los dulces. Esta caja la cargan en la parte frontal del cuerpo.
Juan Carlos Pérez Santiz,  es un niño de 12 años de la etnia Tzotzil y trabaja en el centro de Tuxtla Gutiérrez; “¿Por qué estás en Tuxtla? se le preguntó.
– Porque no hay trabajo en mi pueblo, me vine acá,  a veces sacamos 150 o a veces 100 pesos, dice el cangurito. ¿A dónde va ese dinero?
– Se lo damos a mi papá para que compre algo ahí para su comida.
David, tiene nueve años, el tiene dos trabajos vende chicles y es bolero de zapatos, se la pasa en la calle alrededor de 12 horas al día para ayudar a sus papás quienes también trabajan en las calles de Tuxtla Gutiérrez.
“¿Desde cuántos años trabajas en la calle?
-Desde cuatro años, sólo me gusta trabaja. ¿Tus papás donde están?
– Aquí están en Tuxtla venden chicles también  trabajan,
¿A qué hora empiezas a trabajar en la calle?
-A las nueve o las ocho o a las diez. ¿A qué hora terminas?
– A las 10 de la noche.

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La venta de dulces y cigarros a través de los niños indígenas es una práctica común en Chiapas que no está regulada por las autoridades dice Raúl Martín Domínguez Molina, Economista y Docente Investigador; “es una situación de usos y costumbres que ya es común hacerlo, los chiquillos están trabajando de muy temprana edad y ha crecido, aquí en Tuxtla Gutiérrez hasta creo lo tienen dividido por zonas y si es el hecho que genera grandes ganancias.”
Los niños en su mayoría provienen de los municipios de Chamula, Zinacantán y Chenalhó y desde pequeño cargan una caja de madera que pesa aproximadamente 12 kilos y caminan durante horas por las calles, plazas, parques o cruceros de las ciudades en busca de vender dulces para obtener ingresos a sus familias.
Esta práctica  de vender en las calles ya se extiende a los estados vecinos de Oaxaca, Tabasco y Veracruz como nuevos puntos de venta, afirma el especialista en economía.
“Ha tenido un crecimiento muy fuerte y sobre todo que ya no nada más se da en Tuxtla Gutiérrez, se está dando en varias ciudades de Chiapas pero también se empieza ya a manejar en otros estados.”
En el 2014, el INEGI reveló que en la entidad laboran 191 mil niños menores de 14 años, un porcentaje considerable se refiere a los niños indígenas que abandonan la escuela para trabajar en ciudades alejadas de su comunidad.

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