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La gente está enojada por políticas fallidas, advierte Zoé Robledo

La gente está enojada por políticas fallidas, advierte Zoé Robledo

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Comunicado/Trascender Online

El mal humor social se debe a lustros de políticas fallidas, casos de corrupción que permanecen impunes y pérdidas sociales, explica el Senador de Chiapas en su más reciente artículo en Reforma

En su más reciente artículo de opinión publicado en el periódico Reforma, el Senador de Chiapas, Zoé Robledo, destaca la importancia del “humor social” como medida que permite explicar el estado de ánimo de la sociedad respecto a su bienestar, y lo riesgoso que resulta ignorarla a la hora de gobernar.

En el texto, Robledo explica por qué de 1994 a la fecha el humor social de los mexicanos ha venido en caída libre. Dice que con la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, el humor social recuperó terreno, sin que por ello saliera del sótano anímico en el que se encontraba.

“Si bien el Pacto por México y el viraje de la comunicación gubernamental hacia temas distintos al de la seguridad provocaron un aumento en los niveles de humor social, éste no duró mucho. Y fue a partir de la presentación de la reforma energética, en 2014, que el humor social empezó su irreversible tendencia a la baja.”

El parlamentario sostiene que el miedo y la incertidumbre con el que la población vive son descomunales. La desconfianza entre la gente y hacia las instituciones del gobierno alcanza un mínimo histórico, sólo para agravarse por el discurso oficial de que “México se está moviendo”.

 “Y la respuesta del gobierno ha sido inoperante: Se pretende mejorar el humor social a través de campañas de comunicación y de la construcción falsa de una narrativa, pero no se transforma el único campo que puede mejorar la situación: la realidad.”

El humor social ejerce una fuerte influencia sobre la economía y la política, afirma el legislador chiapaneco mejor calificado a nivel nacional. En ese sentido, los riesgos de no tomarla en cuenta son altos: decisiones y acciones pueden revertirse si no están construidas tomando en cuenta este factor.

 “Peña ha reconocido que existe un mal humor, pero en lugar de buscar cambiarlo se ha dedicado a inferir que éste no está justificado; como si el humor social no fuera una construcción de lustros de políticas fallidas, casos de corrupción que permanecen impunes y pérdidas sociales. Como si fuera generación espontánea, mala leche social o simple negatividad de una sociedad mimada.”

Zoé también sostuvo que mientras los datos muestran un desánimo generalizado, el partido del Presidente bloquea el Sistema Nacional Anticorrupción y la #Ley3de3; un aliciente social que daría un respiro, acaso un triunfo a una sociedad que ya ha perdido demasiadas veces.

 “El riesgo de ignorar el humor social es alto; pretender gobernar sin entender el contexto en el que se gobierna es un ejercicio infructuoso. ¿Cómo reparar el barco si no se sabe qué está descompuesto? La pregunta queda en el aire. Una cosa queda clara: el humor social responde a los estímulos de la realidad; si ésta no se transforma, el humor social no mejorará. La simulación no funciona para construir bienestar.

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