El Estado/Agencia
Este 15 de enero, como cada año, los parachicos salieron a las calles a danzar para continuar con la fiesta grande de Chiapa de Corzo y una de las más representativas del estado; el 20 de este mismo mes, don Bersaín Barrientos Escobar cumple 72 años ininterrumpidos de bailar, porque su vocación comenzó desde los cuatro años.
Narra que desde pequeño sufrió una enfermedad que lo puso al borde de la muerte a pesar de visitar a los mejores médicos, hierberas y hasta brujos, su piel se adelgazó y dejó de comer.
Su madre, dice, un 20 de enero escuchó el tambor y el carrizo y lo llevaron al recorrido, aunque apenas salían unos 200 parachicos, ahí fue ofrecido a San Sebastián, apenas tenía tres años de vida.
Recuerda que después de los siete años él llevaba la ropa de su padre a la casa del Patrón y regresaba a su hogar por su traje, compuesto de un pañuelo, listones, chalina, zarape, montera, máscara y chinchín.
En este 2017, de acuerdo a lo comentado por el Patrón, Guadalupe Rubisel Gómez Nigenda, se espera que participen en los días 15, 17, 18, 20, 22 y 23, al menos siete mil parachicos que recorrerán las calles y barrios del municipio.
Barrientos Escobar señala que también sus hijos, nietos, y un bisnieto participan ya en estas actividades; describe que una de sus máscaras más significativas con las que cuenta, es la que utilizó su padre y tiene más de 100 años de haberse elaborado; solamente la utilizará en uno de los seis días que dura el recorrido.
Él se preparó desde un día antes para saber como combinar su ropa con sus accesorios, porque se trata algo espiritual que se espera durante todo el año. El 15 de enero el baile se realiza en honor al señor De Esquipulas; para el 17, danzan en celebración de San Antonio Abad; un día después el Patrón acude al cementerio a visitar el cuerpo de los patrones que fallecieron; el 20 de enero los parachicos bailan para festejar a San Sebastián; dos días después se bajan las banderas y el 23 se despiden de la fiesta grande de Chiapa de Corzo.
Para don Bersaín echar vivas’ es muy importante durante el trayecto que realizan, porque se tratan de pequeños cantos que todo parachico tiene que saber. Sus trajes los fue adquiriendo con el paso del tiempo, algunos tienen 50 y hasta 70 años de antigüedad. El día 23 nos hincamos, lloramos, para que estemos bien el próximo año, porque ya es la despedida, expresa mientras su mano tiembla de nervios antes de bailar.
Una de las anécdotas que recuerda hace algunos años es que renunció a un empleo porque su patrón no le dio permiso para ir a la fiesta de su pueblo, firmó su renuncia y se fue a danzar; así le pasó en otros oficios, el parachico no se debe de vender, el que lo quiera ver que venga, ataja.
Finalmente, explica, ellos son la pandilla rica, porque un traje de los que utilizan en los recorridos cuesta en promedio entre 30 y 40 mil pesos. Él también desde que tenía 20 años elabora las monteras ¡viva el señor De Esquipulas, muchachos!.