Ponen en venta en Bel-Air la casa más cara de los EE.UU. por $250 millones
Los Ángeles acaba de alcanzar nuevas alturas de opulencia inmobiliaria. La ciudad ahora cuenta con la casa en venta más cara del país: una mega mansión de Bel-Air, recientemente construida, que fue puesta en el mercado este miércoles por $250 millones de dólares.
La propiedad cuenta con todas las características de lujo: 38,ooo pies cuadrados repartidos en cuatro plantas, 12 dormitorios, 21 baños, tres cocinas, un cine con 40 asientos, una piscina con bar y vistas de 270 grados desde una colina, del centro de Los Ángeles al océano.
Eso es únicamente la casa en sí, y L.A. cuenta con muchas propiedades bellas. Para atraer a un comprador multimillonario, los vendedores de las propiedades de ultra élite están lanzando una serie de impactantes extras. Se trata más de vender un estilo de vida glamoroso que una propiedad.
Mientras los compradores de vivienda promedio podrían contentarse con quedarse con el refrigerador en la venta, la casa de Bel-Air -completamente amueblada- viene con una flota de autos exóticos y motocicletas, valuada en $30 millones y estacionada en el vestíbulo, que incluye un Rolls-Royce personalizado, un Bugatti y un Allard vintage. La pista de bolos de cuatro carriles cuenta con zapatos de todos los tamaños, y la sala de dulces está llena de cilindros con golosinas. Dos bodegas con cientos de botellas de champán y vino son también parte del trato; hay mesas de ping-pong de cristal y mesas de billar construidas a medida, y 130 obras de arte de todo el mundo.
¿Más símbolos de estatus? Un helicóptero en el techo -con una grúa, porque la casa no tiene permiso para aterrizajes y despegues-, y un velero deportivo asentado en una cubierta lista para viajes imaginarios. ¿Atrapado en el elevador con estampado de cocodrilo? La mansión cuenta con siete empleados de tiempo completo que viven en un ala separada, para el personal.
La propiedad viene con todo, afirmó el propietario y desarrollador Bruce Makowsky. Ni siquiera necesitas un cepillo de dientes.
En ese nivel de bienes raíces, tales comodidades exorbitantes ayudan a resaltar las propiedades entre su competencia. Cuando la leyenda de la NBC Scottie Pippen puso nuevamente su casa de Florida en venta, el año pasado, el precio de $10.9 millones incluía un extra: su yate de 55 pies VanDutch. Otra propiedad de Bel-Air en venta, desarrollada por el productor de Seinfeld Andrew Scheinman, posee 14 televisores de pantalla plana y muebles Minotti.
Esto atrae a compradores extranjeros, aseguró Paul Czako, de Gussman Czako Estates, agente inmobiliario de Scheinman. Mis vendedores vieron muchas propiedades en el mercado para ver qué es lo que ofrecían otros desarrolladores. Definitivamente se trata de tener ventaja sobre el resto.
Pero la propiedad de Makowsky no es fácil de aventajar. El desarrollador tiene una enorme personalidad que se traslada a la ostentación de sus hogares. El sexagenario vive en una mansión de 27,000 pies en Beverly Park -que alguna vez rentó el fallecido ícono del pop Prince- y amasó su fortuna vendiendo bolsos en QVC antes de pasar a los bienes raíces, hace seis años. Hasta el momento ha construido nueve casas y las amuebla para reflejar sus propios viajes, intereses y gustos extravagantes. Vivo la vida, aseguró con simpleza.
En 2014, Makowsky vendió una casa en Beverly Hills al fundador de Minecraft, Markus Persson, por $70 millones, una cifra que se consideró como asombrosa en el momento. Pero el mercado de bienes raíces en L.A. se ha disparado desde entonces, impulsado por una economía estable y una afluencia de compradores ricos, a menudo extranjeros, que buscan adquirir una rebanada de la soleada vida californiana.
La última creación de Makowsky fue construida anticipadamente, para especular (on spec), en la jerga de bienes raíces, lo cual significa que el desarrollador toma todas las decisiones y diseña una propiedad sin tener comprador. Sin inversores externos, Makowsky toma riesgos y no ahorra en gastos.
Su compañía, que construye sólo en un radio de 10 millas centrado alrededor de los bolsillos más jugosos del lado oeste, abastece a multimillonarios dispuestos a invertir sumas escandalosas para casas listas para mudarse, llenas de artículos de diseño de marcas como Chanel, Louis Vuitton, Hermes y similares.
Makowsky guió a un grupo por la mansión la semana pasada en una especie de producción de bienes raíces a lo Willy Wonka, donde mostró los suntuosos elementos de la propiedad -una deslumbrante escultura, un conjunto de imágenes en movimiento de los Siete Enanitos valuado en $500,000 dólares- mientras escenas de un concierto de Beyoncé se proyectaban en las pantallas de toda la casa.
El magnate afirmó que su visión para la propiedad, cuya construcción demoró cuatro años y requirió de 250 trabajadores, se inspiró en los botes. Los multimillonarios, descubrió, pasan ocho semanas al año en sus yates valuados en cientos de millones, pero viven en casas de sólo $30 millones. Esa discrepancia, razonó, no tenía sentido, por lo cual creó una propiedad con acabados y muebles que evocan un mega yate y con un precio coincidente. En la mansión hay motivos náuticos y otros que reflejan el amor de Makowsky por los coches de colección, las armas y las guitarras.
Para los posibles compradores que no compartan su gusto para los muebles, autos o helicópteros, el vendedor está dispuesto a negociar. Si la propiedad se vende por $250 millones, se convertirá en la más cara jamás vendida en el condado de l.A. El récord actual es de $100 millones, alcanzado dos veces el año pasado en Holmby Hills: primero para la Mansión Playboy, y más tarde para una casa en Carolwood Drive comprada por el inversionista Tom Gores.
Hay actualmente una docena de casas a la venta a $50 millones o más en Los Ángeles. La segunda propiedad más cara en el mercado es la finca que perteneció a Candy y Aaron Spelling, que fue publicada en octubre pasado a $200 millones.
Establecer un precio para una casa tal es un ejercicio arbitrario, ya que no hay comparaciones. Bret Parsons, de Coldwell Banker, resaltó que los potenciales compradores hacen sus propias comparaciones viendo qué otras grandes propiedades están en venta y por cuánto. Eso podría bajar drásticamente el precio: la Mansión Playboy, por ejemplo, salió a la venta por $200 millones y la casa de Carolwood Drive por $150.
Ahora, la pregunta de los mil millones de dólares es: ¿Quién comprará la mansión de Makowsky?
Los precios de nueve cifras son accesibles sólo para un puñado de residentes locales y un pequeño mercado foráneo. Hasta 2015, había 585 multimillonarios en los EE.UU., según la firma de investigación Wealth-X, y alrededor de 2,500 en todo el mundo.
Es un mercado limitado, afirmó Paul Habibi, profesor de bienes raíces en UCLA. Pero esto es L.A., y la fortuna y la riqueza pueden materializarse de la noche a la mañana, así sea de alguien extranjero como de un titán tecnológico.
Habibi no espera que el comprador sea un millonario de la vieja guardia. Cualquier persona que haya tenido dinero durante mucho tiempo ha aprendido a no gastarlo en una casa de $250 millones, advirtió.
En tanto, Makowsky imagina un comprador que sea hogareño, alguien que aprecie una casa enorme y sienta pocas ganas de salir por la ciudad. Cuando uno está cerca del cielo no quiere salir, afirmó.
Tim Murphy, un socio de bienes raíces de Hall & Hall, señaló que hay alrededor de 35,000 personas en el país que poseen activos líquidos por encima de los $30 millones, y probablemente sólo un puñado pequeño que podría acceder a la casa de Makowsky. Sin embargo, el precio de $250 millones no está fuera de lo posible. Lo notable es que probablemente se venderá, anticipó.
Pero en el mercado inmobiliario de lujo, de rápido movimiento, siempre hay algo mejor y más grande a la vuelta de la esquina. Nile Niami, un productor de cine y desarrollador especulativo, está construyendo su propia mega mansión en Bel-Air, con 100,000 pies cuadrados, casino propio y un garage para 30 vehículos. Espera pedir por ella $500 millones.
Por Hoy