Policías municipales y de vialidad de Tuxtla Gtz extorsionan a la población con impunidad solapada
Walter Rincón Rovelo/Trascender Online Noticias
Las buenas intenciones que pueda tener el presidente Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor, en materia de seguridad, sólo quedarán en eso, buenas intenciones, mientras que su equipo de trabajo, específicamente el Secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Sergio Severiano Dionisio no tenga un poco de sentido común y astucia, ya no digamos inteligencia, para entender los momentos difíciles que vive la ciudad, en esa área tan delicada y le baje un poco a su grosera ambición de pedir moche a sus patrulleros, ya que nadie en su sano juicio creerá que sus elementos se mandan solos y que nada sabe de los retenes de seguridad que se instalan en zonas alejadas de la mancha urbana para extorsionar a sus anchas a todo parroquiano que tenga la mala suerte de toparse con ellos.
Son incontables las veces que la ciudadanía y el que esto escribe han denunciado de mil maneras la forma tan descarada que estos sujetos con uniforme de policías actúan con prepotencia intimidatoria para sacarles un billete a los automovilistas. El hambre de dinero es tal, que hasta en colonias populares se llegan a meter para instalar retenes de vialidad, en calles, que ni siquiera se deberían llamar calles, por el mal estado en que se encuentran.
Este cáncer maligno que es la corrupción, que dicho sea de paso no es de ahora, nunca terminará mientras hayan sujetos como Severiano Dionisio a quien se le ha solicitado en diferentes ocasiones una entrevista de prensa para que responda a estos cuestionamientos, pero prefiere mantenerse en su zona de confort y no dar la cara, haciendo caso omiso hasta de las mismas instrucciones del edil capitalino, de hacer una limpia exhaustiva a esa corporación, despidiendo y sometiendo a un procedimiento penal y administrativo a cuanto policía se le compruebe actos legales.
La ley del Sistema Estatal de Seguridad Pública es muy clara, todo policía debe ser sometido a pruebas de control de confianza para poder descifrar si un elemento es apto o no para desempeñar tan delicada función, pero que se puede esperar, si ni el mismo Secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal ha revelado si ya presentó dichas evaluaciones y cuál fueron los resultados.
Bien haría el regidor de Seguridad en el ayuntamiento capitalino, Silverio Almazán Torres, inmiscuirse en estos asuntos y no solo estar devengando un sueldo por calentar la silla. Debería darse una vuelta por la zona de Terán, Real del Bosque y escuela de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) para darse que las denuncias tienen razón de ser.
Revisando el Mando de Policía y Buen Gobierno, nunca encontré el fundamento legal para que una patrulla de la policía municipal coloque retenes en zonas de la ciudad y detenga sin ningún criterio el paso de automovilistas para pedirle únicamente la licencia de manejo. No hay revisión corporal ni del vehículo, entonces cuál es el objetivo de esos retenes. Extorsionar al conductor que no lleve ese documento en regla. Es plan con maña, entonces.
Lo mismo sucede con los agentes de tránsito. Una solitaria patrulla se coloca en un área determinada y empieza el festín, después de una hora, se retiran, pues ya hicieron su agosto.
Los momentos de inseguridad que vive la ciudad, con robos a transeúntes, a casa habitación, asaltos con violencia, no están para hacer bollos, mucho menos para que malos policías estén extorsionando a la gente. Castellanos Cal y Mayor tiene la extraordinaria oportunidad de hacer de Tuxtla una ciudad ejemplar en materia de seguridad, pero debe exigirle resultados al responsable del área.
Bienvenido los retenes, pero que cumplan su verdadera función, es decir, si es de seguridad, que se aboquen a revisar el automóvil para detectar si traen armas, drogas y desde ese instante poder inhibir la posible comisión de otros delitos.
