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Que más pue… de Carlos Rafael Coutiño Camacho: Hay lógica perversa y común

Que más pue… de Carlos Rafael Coutiño Camacho: Hay lógica perversa y común

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Carlos Rafael Coutiño Camacho/Trascender Online Opinión
Escuchando música de los 80´s, fui palpando el mensaje a través de su letra, muchas de ellas coinciden en que es buena música y letra decida a transformar conciencias, no es solo dejarse llevar, es también entender que todos somos esos momentos.
Incluso San Agustín, uno de los excelentes filósofos de aquel tiempo, nos deja en claro que el tiempo no es lo que marca un reloj, ni siquiera el paso del sol por la tierra, ni los meses ni los años; el tiempo somos nosotros.
Eso hace reflexionar que seguimos siendo un tiempo inmortal detenido; cambian escenarios, personajes, incluso espacios, pero no cambia el estilo de vida; es exactamente el mismo desde que se empezaron a crear las hordas, tribus, clanes, las organizaciones, son estos modos lo que hace que las cosas se mantengan.
Quizá tenga razón otros pensadores como René Descartes, quien dice “pienso, luego existo”, poco puede entenderse como desde la creación del poder en este caso el gobierno, el pueblo siempre ha sido puesto a disposición de quien le representa como autoridad, pero que es nombrado por ellos mismos.
No es el gobierno de Peña, Salinas, Hurtado, Calderón, Fox y en su momento Obrador; para Chiapas Sabines, Velasco, Patrocinio, Pablo, Absalón u otros; somos todos, pero a la vez nadie.
No se trata de un “deja vu” como algunos le llaman, en realidad es un mundo que da vueltas sobre sí mismo, pero que termina por no moverse o cambiar; desde que el hombre está en la tierra y ante cualquier perspectiva, el hombre se describe como una tragedia.
Los asesinatos, las violaciones, las desapariciones, el odio, encono, la envidia, todo; está desde el inicio; más allá de un asunto religioso, esto es el hombre, ese ser humano que no logra conectarse consigo mismo, no respeta, por eso pelea por lo mismo y tropieza con lo mismo.
Es angustiante saber que, desde el principio, no podamos cambiar, ser distintos, algo pasa que ese algo queda siempre, es peor que un infierno. Los chosmos, tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, padres, hijos, nietos, todos, todos viven exactamente lo mismo, aunque cada uno en su tiempo y momento.
Hemos escuchado en voz de mucha gente que “estamos viviendo tiempos malos”, sea por la crisis económica, por el mal gobierno, por el narcotráfico, incluso no faltará quien diga que por la proximidad de la llegada de un Cristo.
Lo cierto, es que, aunque estamos en el mismo lugar, no estamos tampoco estáticos, para poder movernos, tiene que existir un tiempo, pero un tiempo no es existente si no hay cambio alguno.
En otras palabras, para dejar de tener un mal gobierno, tenemos que tener una buena sociedad consciente, analítica, educada, de no ser así, la historia será siempre la misma por siglos y siglos.
De que sirve un medio de comunicación, pensadores, sociólogos, antropólogos, filósofos, si no se logra dejar el mismo casillero de tragedias que encierra al ser humano, pareciera que esto es un asunto de negatividad constante, pero el reto, está en derrotarse así mismo, haciendo que las cosas cambien.
Un poco más claro, es decir que hoy no hay pago a los maestros, médicos, burócratas, medios de comunicación y empresarios por el gobierno de Velasco, pero si volteamos atrás, igual ocurrió, pero con otros personajes, en el caso de las muertes se han dado hoy por lo que llamamos narcotráfico, pero antes de igual existían grupos delincuenciales que hacían lo propio.
Vivimos en un solo universo que tiene su tesis y antítesis, somos todo y a la vez nada, si el mundo decidiera desde una persona cambiar, a través del estudio analítico, seguramente estaríamos pensando en otro tipo de vida, lo malo es que no sabemos ni que tipo de cambio queremos como sociedad.
Lo que escuchamos y leemos en los medios de comunicación, no es más que una retórica, algo que no tiene significado ni significante, por eso los gobiernos quieren que todos sigamos como estamos, después de todo, el dar poder al pueblo, sería acabar con sus gobernantes.
El pueblo, por muy decidido, no significa que tenga todo; como ejemplo el tema de salud, en apariencia el gobierno es responsable del no pago, en efecto; es culpable, pero resulta que los 25 bonos restantes, no se instituyó, por lo tanto fue de buena fe por favores que se lograron entre sindicato y patrón.
Se puede decir también, que los bonos no son obligatorios, sino un acto de «generosidad» de parte de quienes lo lograron, seguramente a cambio de favores muy altos, los de Salud ven algo pequeño, con el gran problema que existe, aceptan todo, por un día de descanso, por tela para uniformes y hasta por hacerse ojo de hormiga por no decir nada de los medicamentos que salen con otros fines.
Todo tiene una razón de ser, más que pensar en los demás, siempre se piensa por uno y para uno; ahí un problema, aunque en ocasiones, pareciera que las cosas buenas del ser humano salen aflote, como el caso de un incendio, un terremoto, una inundación, por citar casos específicos.
de ahí, que solo algunos pueden ser la diferencia entre el resto de la muchedumbre, por eso se insiste, en que el caso del gobierno, solo se corrije con una actitud desde dentro, en lo personal, para así no tener gobernantes que solo demuestran su actitud irrelevante hacia los gobernados.

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