Escala el malestar diplomático entre Estados Unidos y Rusia
Rusia expulsó a dos diplomáticos estadounidenses a quienes acusó de ser agentes de la CIA, en represalia por la expulsión de dos rusos por parte del gobierno norteamericano.
Las expulsiones ocurren tras un altercado entre un policía ruso y un diplomático estadounidense fuera de la embajada estadounidense en Moscú en junio y en medio de una creciente tensión entre Moscú y la OTAN, que fortalece sus posiciones militares en las fronteras rusas.
Ese diplomático está entre los dos que fueron expulsados, dijo el viceministro de Relaciones Exteriores Serguei Ryabkov.
Washington sostiene que el policía ruso agredió al diplomático y el viernes informó que en consecuencia dos rusos fueron expulsados del país el mes pasado.
Rusia alega que el norteamericano trató de infiltrarse en la embajada tarde en la noche tras una misión de espionaje, sin presentar documentos de identidad, y que fue detenido por el policía.
LA OTAN
Mientras tanto, los líderes de la OTAN están unidos en la estrategia de la Alianza frente a Rusia, que consiste en mantener una defensa fuerte a la vez que los canales de diálogo abiertos con Moscú, afirmó ayer su secretario general Jens Stoltenberg.
Estamos unidos en nuestro enfoque de fuerte defensa y diálogo constructivo con Rusia, declaró Stoltenberg en una rueda de prensa en la segunda jornada de la cumbre de la OTAN que se celebra en Varsovia.
Las relaciones entre la Alianza y Rusia las abordaron de manera franca los líderes en una cena de trabajo, en la que defendieron ese enfoque dual.
En la primera jornada de la cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN aprobaron reforzar la frontera este de la Alianza con el envío de cuatro batallones a Polonia, Estonia, Letonia y Lituania y el establecimiento de una brigada multinacional en Rumanía, entre otras medidas. Stoltenberg destacó que la OTAN no está en una asociación estratégica con Rusia, pero tampoco en una situación de Guerra Fría, sin embargo, la proximidad de las tropas genera inquietud en el gobierno de Putin.
Por El Día