El Estado/Agencia
Tras las declaraciones vertidas en las redes sociales sobre la muerte de animales y otras irregularidades en el zoológico Miguel Álvarez del Toro, ubicado en Tuxtla Gutiérrez, Carlos Guichard Romero, director operativo, dijo que se trató de una campaña de desprestigio para la institución que representa parte de la biodiversidad chiapaneca.
Mencionó que las imágenes exhibidas están fuera de contexto y parecería, dijo, se trata de un asunto personal, de quien fue despedido por algunas irregularidades, pero el Zoomat es vigilado por autoridades federales y en este 2017 cumple 75 años de vida.
Sin embargo, al contactar a Efraín Orantes Abadía, excoordinador de espacios de exhibición de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn), y quien fue la persona que ha denunciado estas anomalías, precisó que se encuentra en un litigio laboral por el despido injustificado que realizaron las autoridades desde hace un año.
De acuerdo con su versión, no pide ninguna reinstalación, únicamente su liquidación conforme a derecho; porque además, desde hace un año y medio le detectaron epilepsia y aclaró que, lo ocurrido en el zoológico no se trata de un pleito personal.
Mencionó que la denuncia la hizo a través de su cuenta personal en redes sociales desde hace 15 días, después de hacer un recorrido con familiares y notó la ausencia de algunas especies. Pidió a quienes también lo han acusado a que aclaren la muerte del jaguar Chabela, como se muestra en algunas fotografías que circularon en diferentes medios y eso, dijo, es maltrato animal.
Al hacer un recorrido en diferentes zonas, Laura Avilés Serrano, del área de Patología del Zoomat, señaló que sí hay ejemplares muertos desde hace unos meses, pero se les aplicó la necropsia correspondiente en presencia de personal jurídico y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
En esa zona mostró algunas tortugas, garzas y otra especie de venado de vida libre; explicó que ahí se realizan estudios minuciosos sobre las causas de muertes de los animales; hay una cámara fría donde, además, guardan algunos desechos para evitar infecciones, según lo mencionado.
En la zona de cuarentena, David Alvarado, responsable del laboratorio clínico del Zoomat, explicó que los ejemplares se mantienen ahí, porque en algunos casos fueron decomisados por las autoridades y, en otros, entregados por la misma ciudadanía.
El zoológico funciona como una unidad de rescate de fauna porque recuperan y rehabilitan especies; tienen períodos de vida de entre 10 y hasta 30 años, pero los de talla pequeña tienen un tiempo menor y es natural que se registren muertes al interior, pero las autoridades descartaron las muertes masivas.
Por su parte, Orantes Abadía presentó una serie de denuncias ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Profepa y la Procuraduría General de la República (PGR) con su delegación en Chiapas, por la muerte de una Tapir, por negligencia en agosto de 2015.
Sobre este tema, en la conferencia de prensa explicaron que el animal murió por un objeto que fue arrojado a su hábitat, comió un pedazo de lazo y posteriormente, encontraron el cuerpo sin vida
Orantes también refutó las declaraciones que emitió la parte oficial, porque dijo, él cuenta con una reserva privada ecológica y trabaja con especies prioritarias en reproducción como el caso de la guacamaya verde, serpientes venenosas, tapires y otros animales.
Exigió que se muestre a la población los avisos que dieron a la Semarnat y a la Profepa sobre la cremación de animales (haciendo referencia a los cocodrilos); sin embargo, en el recorrido ofrecido a medios de comunicación no se mostraron cadáveres de estas especies.
En la rueda de prensa explicaron que sí hay un inventario de todas las muertes que se registran, pero la mayoría, dijeron, son animales que son donados por la ciudadanía e incluso, el 80 por ciento en gastos de medicamentos se dedican a las especies que se llevan del exterior al Zoomat.