Reformar las policías del país para formar corporaciones confiables que no se presten a la corrupción.
Es necesario contar con un sistema integral que responda a las necesidades nacionales, pero también a las particularidades de los estados.
El presidente del Senado de la República, Roberto Gil, señaló que se debe reformar el Sistema Nacional de Seguridad para contar con un modelo integral en materia de policías que resuelva la controversia del Mando
Único.
El senador explicó que la discusión de la aplicación del Mando Único a nivel nacional no puede ser por igual en las distintas entidades del país, pues los modelos son diversos y no se resuelve el conflicto de competencias que se presenta en algunos estados.
Los modelos son diferentes. Por eso la discusión no puede ser simplemente entre Mando Único sí o Mando Único no. La discusión responsable, serena, objetiva, integral es reformar el Sistema Nacional de Seguridad Pública para que quede claro los tramos de responsabilidad que le corresponden a los municipios, a la entidad federativa, a los gobernadores y a la federación, y también que es un sistema relativamente flexible, para poder resolver coyunturas específicas, puntualizó Gil Zuarth.
Explicó, por ejemplo, que la realidad que viven Nuevo León, Tamaulipas, Guerrero o Morelos no es la misma que la que se vive Mérida o la capital del Estado de Querétaro, por lo que el modelo debe ser aplicado con base en las particularidades de cada entidad.
Son realidades diferentes y el Sistema Nacional de Seguridad Púbica debe ser lo suficientemente flexible para dar respuesta a todo tipo de coyunturas y no solamente reaccionar a una crisis como es el caso en este momento, aseguró.
Gil Zuarth reconoció que se deben reformar de fondo a las policías, para que existan corporaciones de seguridad pública profesionales, confiables y que no se presten a la corrupción.
Policías que tengan un horizonte de dignidad, un horizonte de vida; policías que no respondan simplemente a una coyuntura, pero sobre todo que quede claro qué le corresponde al municipio, qué le corresponde al estado y qué le corresponde a la federación, agregó.
Sin embargo, abundó que la reforma no debe quedarse a nivel de las policías y que debe ser extensiva a la procuración de justicia, entendido como un sistema integral en el cual converjan prevención e impartición de justicia.
La solución de fondo en materia de seguridad pasa, sí por la prevención, sí por la presencia de las policías, sí por la confiabilidad y el profesionalismo de las policías; pero también por una eficiente investigación en materia penal, porque las Procuradurías funcionen de manera confiable, porque puedan detener a un responsable de
un delito y lo puedan llevar ante la justicia; que los jueces apliquen la sanción con objetividad, imparcialidad y sobre todo con severidad, y que la responsabilidad se pague en un centro penitenciario que no agudice los problemas de violencia o los problemas de delincuencia, dijo.
La policía es uno de los elementos del proceso de justicia que realiza una tarea específica; pero el sistema criminal, de justicia y de seguridad pública en general, son mecanismos y dinámicas mucho más complejas que la simple presencia de los policías en las calles, concluyó.