CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) – La leyenda de los balones de Chichihualco inició en la decada de 1960 con el florecimiento de 70 talleres que pusieron a rodar la economía local.
Con la venta de productos a menor precio y de otros países, en la actualidad sólo quedan 15 establecimientos, con una producción de 15,000 balones mensuales contra los 60,000 que se fabricaban hace 40 años, según el alcalde Alfredo Alarcón, que también tiene su propio taller.
Estos lugares cuentan con maquinaria para confeccionar, cortar y grabar los gajos que forman los balones, que luego serán cosidos por los pobladores en sus casas. De regreso en los talleres, las pelotas son infladas y retocadas.
Alberto Morales, el primero en fundar un taller en Chichihualco, supervisa con esmero el acabado de los 1,200 balones que produce semanalmente y cuyos diseños color rojo carmín, negro brillante o verde limón llevan orgullosamente su marca, Don Beto.
Por Expansión