CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 24, 2016.- Desde la clandestinidad, Rafael Caro Quintero, antaño uno de los jefes del narcotráfico más poderosos de México y prófugo desde 2013, rechazó haber asesinado a un oficial de la agencia estadounidense antidrogas DEA y pidió perdón por sus delitos, según una entrevista concedida a una publicación.
Caro Quintero, Caro Quintero, de 63 años y que pasó 29 de ellos en prisión por el asesinato en 1985 del agente de la DEA Enrique Camarena, sostuvo la entrevista, que se publica este domingo, «en algún lugar del norte de México», donde se oculta.
El ex capo, que había sido condenado a 40 años de cárcel, fue liberado en agosto de 2013 por un tribunal del estado de Guadalajara, que justificó la decisión con un tecnicismo jurídico, pero casi de inmediato se fugó tras conocer una orden de captura para extraditarlo a Estados Unidos.
En la extensa entrevista, relata su vida en la clandestinidad, critica la violencia ligada al narcotráfico que deja más de 100 mil muertos y desaparecidos en México desde 2006 y asegura que desde niño fue amigo de otro poderoso capo, Joaquín «El Chapo» Guzmán, recapturado en enero y sobre quien también pesa un pedido de extradición de Estados Unidos.
Delitos pagados
«Nunca había hablado de este caso es la primera vez (…). No lo secuestré no lo torturé y no lo maté (a Camarena). Sí estuve en ese lugar (del crimen), es mi participación, nada más», dice Caro Quintero, quien fue uno de los jefes del cártel de Guadalajara, con gran poder en los 1980 y que tras desaparecer dio origen al de Sinaloa.
Camarena era un agente de la DEA que se infiltró en el cártel del Guadalajara y, tras ser descubierto, fue torturado y golpeado hasta morir.
Vestido con ropas desgastadas de color azul, sentado en un banco de madera en una habitación de paredes grises y en la que destaca una rústica gaveta con imágenes religiosas, Caro Quintero acepta que hace 31 años fue narcotráficante pero que ahora sólo quiere «vivir en paz».
«Lo único que busco es paz y le pido perdón a la sociedad de México por los errores que cometí, a la familia Camarena, a la DEA, al gobierno de Estados Unidos, les pido perdón. Ya pagué mi culpa, estuve 29 años en la cárcel», dice y reitera que «dejé de ser narcotraficante».
El fallo judicial que dejó en libertad a este hombre, apodado «El Príncipe» en sus momentos de mayor esplendor, fue duramente criticado por los gobiernos de México y Estados Unidos, pero al final fue revocado por la Suprema Corte.
Retirado del narcotráfico
La fiscalía de Chihuahua (norte), fronterizo con Estados Unidos, ha atribuido a Caro Quintero la intensión de recuperar el poder de antaño y alerta que podría tener hombres armados dispuestos a desatar una guerra con otros grupos criminales, entre ellos el cártel de Sinaloa de Joaquín «El Chapo» Guzmán, recapturado en enero tras su espectacular fuga hace un año.
«A mí no me interesa ninguna plaza, a mí no me interesa ningún estado, fronteras. ¿Por qué? Porque ya no trabajo, simplemente así», explicó al señalar que le gustaría dedicarse a la ganadería.
Sobre Guzmán, que al igual que él nació en Badiraguato, Sinaloa (noroeste), señala que se conocieron «desde chicos», que eran «buenos amigos» y que incluso desayunaron en 2013, cuando también Guzmán estaba prófugo.
En la entrevista se declara opositor a la legalización de la marihuana y asegura que desde hace una década anticipaba que se desataría una abierta guerra entre los cárteles de las drogas en la que las reglas de antaño, como «el respeto a las familias y a la gente inocente», se han olvidado.
La legalización de la marihuana «no es el camino, yo sembraba marihuana pero nunca la he fumado». La solución, dijo con tono irónico, es «meter la mano» y «el gobierno sabe» cómo hacerlo.
Relata que durante sus que casi tres décadas en prisión, perdió su riqueza, pero su familia siempre estuvo con y asegura que sus hijos jamás han estado involucrados en actividades criminales.
Sus casi tres años prófugo los ha pasado de un sitio a otro, sobre todo en su natal Sinaloa, donde militares lanzaron una cacería en su contra.
«Hubo un operativo de 23 aviones como a los ocho meses que salí», relata y agrega que no hubo muertos ni detenidos.
En diciembre de 2013, la Fiscalía General reconoció que Caro Quintero envió una carta al presidente Enrique Peña Nieto en la que pidió no ceder a presiones de Estados Unidos para extraditarlo, sostuvo que ya pagó sus culpas y pidió se ponga fin a la «absurda persecución» en su contra.
Por Noticieros Televisa