Cardenal Pell, número tres del Vaticano, llega a Australia para afrontar juicio por pederastia
El máximo jerarca de la Iglesia católica australiana comparecerá ante un tribunal el próximo día 26 en Melbourne; es sospechoso de haber abusado sexualmente de menores.
BANGKOK. El cardenal George Pell, considerado como el número tres del Vaticano, regresó hoy a Australia para preparar su defensa contra la acusación de abuso de menores y comparecer ante un tribunal el próximo día 26 en Melbourne, informan medios locales.
El religioso, de 76 años, fue grabado a su llegada al aeropuerto de Sidney, tras hacer escala en Singapur, al montar en un coche blanco que le esperaba, publica el canal local 9 news.
La policía de estado Victoria presentó a finales del pasado mes cargos formales contra el religioso.
El máximo representante de la Iglesia católica australiana es sospechoso de haber abusado sexualmente de menores cuando era sacerdote de Ballarat (1976-80) y cuando fue arzobispo de Melbourne (1996-2001).
Pell, acompañado por un séquito de seguridad, no quiso hacer declaraciones a su regreso a Australia, aunque el pasado 30 de junio desde Roma negó ante los medios todas las acusaciones.
Está previsto que el cardenal se presente en el Tribunal de Melbourne el próximo 26 de julio para las vistas preliminares del juicio por acusación de ofensas sexuales cometidas en el pasado.
Por motivos legales, la justicia australiana no puede avanzar el «número de quejas» ni la «naturaleza de cargos» que se le imputan al religioso.
No es la primera vez que el actual cardenal es acusado de abusos sexuales, ya que en 2002, cuando era arzobispo de Sidney, un hombre aseguró haber sufrido abusos sexuales por él en 1961, cuando tenía 12 años y Pell estaba formándose para ser sacerdote.
Por entonces, las investigaciones exoneraron a Pell.
El cardenal fue el primer dirigente católico en abordar los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia australiana, con la puesta en marcha en 1996 de un programa de compensaciones económicas, aunque recibió críticas por no dar suficiente apoyo a las víctimas.
La entidad religiosa ha pagado unos 276 millones de dólares australianos (209 millones de dólares ó 184 millones de euros) en indemnizaciones a miles de personas que, cuando eran niños, sufrieron abusos por parte de sacerdotes en el país oceánico.
Por Excélsior