El Estado/Agencia
La lucha no comenzó el pasado 15 de noviembre cuando partieron de La Mesilla, inició desde hace 12 años como una esperanza, pero también como una forma de exigir justicia ante tantas arbitrariedades; se trata de la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos que ha recorrido 11 estados del país en este 2016, con la finalidad de buscar a familiares que se extraviaron en su intento por cumplir con el sueño americano.
Este 30 de noviembre arribaron al municipio de Arriaga para continuar con el recorrido; visitaron la zona de tolerancia y parte de las vías del tren conocido como La Bestia.
En más de una década de trabajo, unas 260 personas han sido encontradas en diferentes entidades de la República Mexicana; lo mismo buscan en albergues, cárceles o cualquier espacio en el que exista la posibilidad de encontrarlos.
En esta ocasión fueron 41 madres las que se sumaron a estas actividades pasando por municipios como Comitán, San Cristóbal de Las Casas, Huixtla, Arriaga y Tapachula, para el caso de Chiapas.
Buscamos Vida en Caminos de Muerte es el eslogan que utilizó la Caravana que, además, visitó 30 comunidades en todo el territorio mexicano. Con 45 años de edad, Reyna Amaya, originaria de El Salvador, ha buscado por más de siete años a su hija que partió de ese país el pasado 15 de marzo de 2007, con la misma ilusión que todos, llegar a Estados Unidos y comenzar una nueva vida.
Por un año tuvieron comunicación de manera constante; después, las cosas cambiaron radicalmente, fueron momentos difíciles para su familia, incluso la soñaba viva, me decía: mamá estoy bien no se preocupe, agrega.
Narra que así pasaron muchos días, semanas y años; en 2015, por estas mismas fechas la Carava de Madres de Migrantes Desaparecidos la encontró y en el mes de abril doña Amaya recibió una llamada, una foto de sus nietos y un vídeo de su hija que le pedía ayuda.
Las madres traen con ellas siempre una fotografía de las personas que se han extraviado: son hijas, hermanos o padres que ya no volvieron; algunos llevan más de una década sin comunicarse con familiares, otras apenas emprendieron la aventura si un regreso certero hasta el momento.
Yo le dije ten paciencia que si la Caravana sale nuevo yo iré, para mí fue una sorpresa porque ocho días faltaban para que saliera, después me avisaron si estaba lista para salir a México, recordó Reyna
-¿Voy a ir donde mi hija?, preguntó. Sí, pero será lo último, no le damos muchas esperanzas, fue la respuesta que recibió. En el primer parque que visitó en su ingresó a nuestro país escucho el teléfono de Marta Sánchez Soler, fundadora del Movimiento Migrante Mesoamericano.
-¿Quién es la mamá de Claudia Verónica?, dijo Sánchez, (en realidad se llama Juana del Carmen) aunque habían muchas extraviadas con el mismo nombre, el apellido determinó que se trataba de su hija; afortunadamente, este 30 de noviembre lograron reunirse de nueva cuenta en el municipio de Huixtla, me estoy fortaleciendo, dice con lágrimas en los ojos.
Hoy se encuentra agradecida con la vida porque en algún momento pensó que su primogénita había muerto en el camino, sin embargo, está en el dolor y en la esperanza con sus compañeras que se integraron a la Caravana.
Para Catalina López, activista en Guatemala, estas actividades han permitido a las madres tener un espacio para buscar a sus familiares, pero también les permite pasar de ser víctimas-pasivas a mujeres activas, porque también denuncian los abusos a los que se enfrentan los migrantes.
Añade que, además, es un espacio de sanación para quienes durante más de dos semanas han compartido las mismas emociones y sentimientos, el dolor y la violencia que viven los habitantes que emigran de los países centroamericanos.
López afirma que los hermanos de Centroamérica no salen por gusto de su lugar de origen, más bien, lo hacen por mejorar su calidad de vida. Algunas madres encuentran a sus seres queridos en el camino, otras dejan sembrada la semilla de la lucha.
En San Cristóbal de Las Casas, la Caravana fue recibida en la iglesia de San Francisco y, posteriormente, realizaron una marcha hacia la Plaza de la Paz donde realizaron un pronunciamiento político y también compartieron testimonios de vida.
En su arribo al municipio de Arriaga, a la casa del migrante Hogar de la Misericordia, su director, Carlos Bartolo Solís, opinó que el tema cobra relevancia porque no solamente se trata de personas extraviadas, en algunos estados de la República Mexicana se tiene conocimiento de desapariciones forzosas y la búsqueda provoca la unión entre los activistas o movimientos sociales.
Han sido frutos muy pequeños pero yo creo que eso contribuye a seguir con la búsqueda, porque es lo más importante, agregó. Lamentó que el gobierno (incluyendo a Chiapas) no tenga el interés de contribuir para colaborar con estas actividades o para implementar mejores políticas públicas para que los derechos de estas personas no sean vulnerados a cada rato.
En Arriaga, la Carava de Madres fue recibida por diferentes actividades culturales y también ahí compartieron lo que han vivido a los largo de muchos años. Será el próximo 3 de diciembre cuando se realice la ceremonia y despedida de quienes participaron, pero volverán como cada año con la misma esperanza de encontrar a un ser querido en el camino y también para hacer visible un problema que afecta a varias entidades del país.