Ucrania recuerda a las víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobyl
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, depositó en la mañana de hoy, junto con el primer ministro Vladimir Groisman y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, flores en el monumento a los «héroes de Chernobyl» en Kiev.
El Gobierno de Ucrania recordó hoy con un minuto de silencio, el himno nacional y salvas de honor a las víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobyl, ocurrida hace 30 años.
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, depositó en la mañana de hoy, junto con el primer ministro Vladimir Groisman y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, flores en el monumento a los «héroes de Chernobyl» en Kiev, la capital ucraniana.
Poroshenko viajó más tarde a Chernobyl para presidir una ceremonia luctuosa junto a las ruinas de la central nuclear. «La central de Chernobyl se cerró a finales del pasado siglo pero durante mucho tiempo el pueblo ucraniano seguirá cargando en los hombros las consecuencias de la catástrofe», afirmó el mandatario.
En Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, elogió el coraje y el sacrificio personal de quienes ayudaron tras la catástrofe a limitar los daños.
El Gobierno de Ucrania recordó hoy con un minuto de silencio, el himno nacional y salvas de honor a las víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobyl, ocurrida hace 30 años.
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, depositó en la mañana de hoy, junto con el primer ministro Vladimir Groisman y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, flores en el monumento a los «héroes de Chernobyl» en Kiev, la capital ucraniana.
Poroshenko viajó más tarde a Chernobyl para presidir una ceremonia luctuosa junto a las ruinas de la central nuclear. «La central de Chernobyl se cerró a finales del pasado siglo pero durante mucho tiempo el pueblo ucraniano seguirá cargando en los hombros las consecuencias de la catástrofe», afirmó el mandatario.
En Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, elogió el coraje y el sacrificio personal de quienes ayudaron tras la catástrofe a limitar los daños.
«Chernobyl se convirtió en una seria lección para toda la humanidad y hasta el día de hoy las consecuencias resuenan como un eco rudo para el medio ambiente y la salud de la gente», escribió Putin en un telegrama dirigido a los denominados «liquidadores».
Cientos de miles de personas de la entonces Unión Soviética ayudaron a limitar la radiación tras el desastre. «Muchos de ellos sacrificaron su propia vida para salvar a otros», apuntó Putin.
El reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl explotó a las 01:23 del 26 de abril de 1986 a causa de un experimento fallido. Amplias zonas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia fueron declaradas inhabitables a causa de la elevada radiación.
Más de 100,000 personas tuvieron que ser reubicadas. Según cálculos de algunos expertos, decenas de miles de personas murieron como consecuencia de los efectos tardíos del desastre nuclear.
En la instalación nuclear todavía se encuentran 200 toneladas de uranio. Un sarcófago de hormigón colocado sobre el reactor dañado para impedir la fuga de radiactividad será sustituido por una nueva estructura de acero construida por un consorcio internacional.
La Iglesia ortodoxa rusa consagró hoy en recuerdo de los «liquidadores» una iglesia cerca de Belgorod. El templo, situado en la región afectada por la radiación de Chernobyl, es el primero en Rusia en ser dedicado a esos trabajadores, muchos de los cuales trabajaron sin protección alguna y murieron poco tiempo después.
El Gobierno ucraniano anunció el lunes que aumentará con efecto retroactivo al 1 de enero de 2016 las gratificaciones otorgadas a los «liquidadores», que benefician a unas 10,000 personas, hasta una cantidad mensual equivalente a unos 73 euros (82 dólares).
También el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, recordó el accidente ocurrido hace 30 años. Amano subrayó en Viena que, pese a toda la tragedia, la catástrofe fue también motivo para mejorar notablemente el intercambio de información entre los países miembros del OIEA.
Aun así, los países no pueden descansar. La seguridad nuclear nunca puede ser considerar como algo lógico y natural, advirtió Amano.
Por Vanguardia