Dupla Yaneth Ovando/Manuel Velasco listos para asaltar el PAN en Chiapas
Walter Rincón Rovelo/Trascender Online Noticias
Segunda y última parte
En 1995 empecé a conocer las entrañas del Partido Acción Nacional en Chiapas, cuando los ahora encumbrados en el poder vivían en humildes casas, sin fortunas amasadas gracias a pactos y traiciones; conocí a una militancia que a pie defendía con entusiasmo ferviente los principios básicos de su partido, se les notaba en la mirada limpia el orgullo de ser panista, y qué decir de aquellos jóvenes que transpiraban emoción por apoyar a sus líderes en las elecciones constitucionales, colocando gallardetes y protegiendo el voto.
Al igual que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), a los panista meadores de agua bendita los mareó el poder, se dejaron acariciar por el ominoso sistema, dejaron a un lado sus convicciones y principios, y convirtieron al PAN en una cueva de delincuentes, aprendieron pues a pactar con el diablo.
Más tarde, decidieron abrir el PAN no sólo a la ciudadanía sino también a políticos rancios expulsados o despreciados de otros partidos, ese fue el costo político que debió a sumir Acción Nacional para continuar siendo una fuerza real, tangible en el estado,. Se contaminó muy rápido de prácticas ajenas, dejaron que el corporativismo del viejo régimen entrara por la puerta principal.
Hicieron del PAN un partido de rebaños, a cambio de limosnas empezaron a comprar las almas de los panistas para adquirir más posiciones de poder, poco importó el daño colateral que a la postre provocarían en el ánimo y en la percepción de la gente que nutría al PAN.
Hoy, la militancia panista tiene diferentes colores y sabores, los hay de chile, de dulce y de manteca, muchos ni siquiera han leído los principios básicos de su partido, por eso, lo primero que preguntan (claro, no todos, hay sus honrosas excepciones) cuando alguien les pide el voto para cualquier cargo dentro del partido o de elección popular, es ¿qué ofreces?, ¿cuánto traes?
Es una realidad que el actual dirigente estatal del PAN, Carlos Palomeque Archila ha prostituido a la militancia, los ha hecho codependientes, al grado de enseñarles con el ejemplo de no moverse para ningún lado sin dinero de por medio, de recibir y acatar consignas, de hacer creer a quienes les piden el voto que están con ellos, y a la hora votar por quien les ofrece más beneficios.
Atrás quedaron aquellas vivencias increíbles de auténticos panistas, esos que aún recuerdan que ser opositor del gobierno en el siglo pasado, era casi ser visto como delincuente; colocaban en la clandestinidad de la noche los gallardetes de sus candidatos para no ser vistos por la policía, quienes llevaban la consigna de detenerlos y darles su calentadita en la mejor de la suerte, pues habían ocasiones que eran perseguidos a balazos, cómo alguna vez escuché oír de unos de tantos guerreros que tiene el PAN, don Agustín Vargas, de Huixtla.
Pero esas experiencias se encuentran en el baúl de los recuerdos, ahora lo que predomina es mercar con el voto; en ese escenario, quien tiene más dinero y posiciones de trabajo que ofrecer gana seguro una contienda interna en el PAN.
Yaneth Ovando Reazola, una de las dos candidatas a la dirigencia estatal del PAN, cuenta con el respaldo execrable del aparato oficial del gobierno. Con descaro compra almas sin regateos, pues está en juego la continuidad de la administración de Manuel Velasco Coello. Pacta en los oscurito, debajo de la mesa, sin aspavientos, pues intentan una sucesión en el liderazgo estatal del Pan, tersa, democráticamente creíble.
El panismo auténtico, ese que vota a conciencia, con responsabilidad, sin maniqueísmo, que entiende, valora, reflexiona y sabe muy bien lo que está en juego en la elección de la nueva dirigencia, lamentablemente es minoría.
Las cartas en el PAN están marcadas, desde Palacio se opera el triunfo de Ovando Reazola, quien de no suceder algo extraordinario se convertirá sin ningún mérito, en la jefa de todos panistas de Chiapas, el mismo 27 de marzo de este año.