El Estado
Luego de que autoridades de salud municipal en Tuxtla informaran sobre la aplicación de la eutanasia a aquellos perros callejeros que no sean adoptados, Carla María Grajales Zenteno, presidenta de la Asociación Civil Protección y Cuidado Animal (PROCAN), opinó que antes de tomar una decisión de esa magnitud se debe valorar el estado en el que se encuentran las especies, buscar acuerdos con organizaciones civiles, autoridades y activistas, porque la ejecución de ese método no es la mejor opción.
No obstante, consideró que si se trata de animales que están enfermos, tienen pocas probabilidades de vivir o que ya se encuentra en situaciones muy críticas de salud, se puede aplicar la técnica para darle una muerte digna.
Agregó que el 80 por ciento de los animales que viven en situación de calle, en algún momento tuvieron hogar, no es como que se estén reproduciendo solos, nosotros mismos somos los que estamos incrementando la sobrepoblación, remarcó.
Para evitar situaciones que generen opiniones dividas por la sobrepoblación de caninos, es recomendable esterilizar a los animales hasta por cuestión de salud, evitando la proliferación de enfermedades como cáncer o tumores en la piel.
La norma indica que la eutanasia tiene que aplicarse por una sobredosis de barbitúricos (lo que generalmente se utiliza), provocando que el perro se duerma para, posteriormente, inyectar anestesia en exceso, obviamente no sufre ni nada, no le provoca ningún dolor, agregó Grajales.
La médico veterinario zootecnista explicó que no se trata de un proceso caro, aunque el gasto mayor estaría colocado en los rubros de la esterilización, alimentación o curaciones a los animales que encuentren en situación de calle y que pretendan ser rescatados.
Considerando que en Tuxtla existe un promedio de 10 mil perros callejeros, sumado a la nula cultura que hay para adoptar mascotas, el número de cadáveres se elevaría y esto implicaría que los cuerpos pasaran por un proceso de cremación.
La activista añadió que realizar este método (cremación) sí implica un gasto promedio de entre 700 y 800 pesos por cuerpo y el Centro de Control Animal no cuenta con espacio suficiente para realizar cremaciones comunitarias; es importante mencionar que algunos de los perros en malas condiciones de salud pueden presentar enfermedades dermatológicas, parasitarias o algunas situaciones relacionadas con fracturas o heridas provocadas por accidentes vehiculares.