En materia de delitos contra periodistas, la impunidad que se padece en México es de 99.75% de los casos, destacó el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado, en un estudio sobre la libertad de expresión en el país.
Señala que los principales riesgos que enfrentan los periodistas en el ejercicio de su profesión derivan de las amenazas del crimen organizado, la falta de protocolos de actuación del Ejército y policías, así como problemas de coordinación entre autoridades federales y locales.
La violencia contra el periodismo crítico alcanzó tal intensidad que diferentes instalaciones de medios de comunicación han sido violentadas en algunos estados de la República, expone el estudio.
En tanto, senadores de izquierda comentaron sus propuestas de reformas legislativas que han presentado al pleno de la Cámara Alta, ante el recrudecimiento de los hechos de violencia contra periodistas.
Marco Blásquez Salinas (PT) ha propuesto una adición al Código Nacional de Procedimientos Penales para que siempre que se registre una agresión en contra de un periodista acreditado, se tenga que agotar la línea de investigación relativa a las agresiones derivadas por su labor informativa.
Presidente de la Comisión Especial para dar seguimiento a las agresiones contra Periodistas y Medios de Comunicación, Blásquez Salinas dijo que se requiere de una Fiscalía Autónoma que investigue estos casos y refirió que la Fiscalía especializada que depende de la PGR es incompetente, como está demostrado en los altos márgenes de impunidad en estos delitos.
Recordó que hace dos años propuso al Senado la formación de una fiscalía autónoma para investigar atentados contra periodistas, y en ese sentido ha requerido que la Mesa Directiva haga una excitativa a las comisiones que llevan el proyecto a que legislen al respecto.
La senadora Dolores Padierna Luna (PRD) manifestó que los asesinatos de los periodistas Cecilio Pineda, en Guerrero; Ricardo Monlui, en Veracruz, y Miroslava Breach, en Chihuahua, han vuelto a colocar ante la conciencia pública la adversidad y la fragilidad en la que desarrollan sus trabajos los periodistas, que se han convertido en uno de los grupos más vulnerables al crimen.
Por El Universal