Desde Honduras, Guatemala, El Salvador y comunidades de México, miles de niñas y niños migran cada año a través de México sin la compañía de un adulto.
Cifras de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación indican que 30 mil 864 niños centroamericanos fueron presentados ante autoridades mexicanas entre enero y octubre de 2016. Casi la mitad de ellos 14 mil 428 viajaban sin la compañía de un adulto.
En 2015 se registraron 35 mil 704 casos de migrantes menores de edad, de los cuales 18 mil 650 iban sin un adulto responsable de ellos.
Solos enfrentan peligros, como en el caso de Antony José Manzanares, quien huyó de su país a los 12 años para no seguir en la pobreza en medio de la violencia de Los Maras.
Pisó por primera vez suelo mexicano en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, de ahí se fue a la frontera de Guatemala con El Salvador, y luego regresó hacia Palenque, Chiapas. Se subió al tren que lo llevó hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Cuando me subí a La Bestia, ahí sí que empecé a tener miedo, porque había escuchado de los tales Zetas, recuerda el joven, quien dice que ha sido golpeado en varias ocasiones y detenido por autoridades migratorias, sin tener hasta ahora documentos en regla ni un lugar fijo para vivir.
Por Presencia