América nunca se sintió cómodo en casa, con la responsabilidad de saldar la deuda de un año posteado en el calendario azulcrema y que será recordado con la derrota en semifinales de Copa MX ante su eterno rival, Chivas.
América nunca se sintió cómodo en casa, con la responsabilidad de saldar la deuda de un año posteado en el calendario azulcrema y que será recordado con la derrota en semifinales de Copa MX ante su eterno rival, Chivas.
Si para describir la tragedia brasileña en el futbol se recurrió a tomar el nombre del estadio más grande de aquel país, surgió el Maracanazo, por la noche la decepción americanista tendrá motivos para retormar la palabra mas importante del 2016 para América y así describir su tragedia. Anoche nació en Centenariazo.
No fue una noche fácil para el americanismo, aunado al desasosiego de un festejo frágil y austero por sus 100 de fundación, el desarrollo del juego dio origen a las silencios, lamentos, plegarias y súplicas de una afición dolida, ignorada. Guadalajara dominó un partido y escenario donde no de sintió un visitante incómodo, de las más de 80,000 personas que asistieron al estadio Azteca, la cabera sur era completamente rojiblanca.
No fue raro que ante las pocas llegadas azulcremas, el primer grito desde las entrañas salió con el gol de Michael Arroyo, fue lo único que pudo celebrar el equipo, incluso el grito de guerra del equipo, el Vamos América, retumbó al minuto 62, momento en el que más cerca sintieron el triunfo.
Solos los grupos de animación fueron persistentes en los cantos, el resto de los seguidores eran testigos de la avalancha rojiblanca, del intenso y constante ataque de Chivas y, por supuesto, del origen de su incertidumbre.
No habrá festejo con título de Copa. De los cinco trofeos a los que aspiraba América en el año de su centenario, sólo ha ganado uno, ya perdió la posibilidad de llegar a la final de Copa y sólo le queda el torneo de Liga.
Apenas hubo ánimos para alentar en fase de penales, pero el error de Paolo Goltz y Osmar Mares les dio el tiro de gracia a la afición azulcrema y el peor regalo en su centenario. Ver a su eterno rival festejar en casa y llegar a la final.