Esteban Moreno/Trascenderonline
Una vez más los más de 600 hombres de todas las edades que participan en la peregrinación del «Niño Florero» lograron su encomienda de regresar a casa para adornar el nicho del niño Dios el próximo 24 de diciembre.
En estos momentos el grupo de peregrinos chiapacorceños arriban al Nanchital, el penúltimo descanso, para entrar a su heroica ciudad con las docenas de bromelias o flor de Niluyarilú en sus espaldas para cumplir una manda más en honor al Niño Dios.
Al lugar se dieron cita cientos de familias que esperan a sus hombres para comer con ellos y hacer amena la tarde noche, la última de los ocho días fuera de casa como lo manda la tradición.
Manuel es uno de los casi 600 floreros que carga alrededor de 60 kilos de Flor de Niluyarilú en sus espaldas, sujetas con un lazo creado con manzanitas y de soporte un mecapal, camina agotado pero con la fe y devoción de cumplir sus tres años de manda; un favor que le pidió al niñito por la salud de su padre.
«Cuando se tiene fe y devoción la flor no pesa, el cansancio no importa; el objetivo está por cumplirse hemos regresado con bien a pesar de la lluvia en Navenchauc, estamos aquí regresando con la bendición del niñito Jesús»,
dice mientras camina a la entrada del Nanchital, una explanada de casi mil metros cuadrados donde descansarán por última vez los niños floreros.
La peregrinación de los niños floreros es una tradición que data de hace más de 500 años, es parte de la cultura milenaria de este pueblo colonial de Chiapa de Corzo.