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Que más pue… de Carlos Rafael Coutiño Camacho: Mefistófeles en Chiapas.

Que más pue… de Carlos Rafael Coutiño Camacho: Mefistófeles en Chiapas.

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Carlos Rafael Coutiño Camacho/Trascender Online Opinión

El Mefistófeles de este año en Chiapas; es aquel que pide el voto, que regala despensas, que abraza y aplaude, aquel que conquista las almas de los más incautos, no necesariamente de los pobres, sino de aquellos que, bajo la soberbia y la avaricia, también participa, pensando ocupar un puesto en la siguiente administración.
Desgraciadamente nada puede cambiar, sino viene de dentro de cada uno de los ciudadanos que, ya acostumbrados a vivir así, prefieren continuar por el miedo a un cambio personal y familiar.
Es necesario recordar el libro “Los miserables” de Víctor Hugo, quien presenta a Jean Valjean, y que hoy representa al pueblo y al gobierno mismo. Tan ladrón es uno como el otro, donde su cinismo es tan grande que no termina por aceptar que está mal desde cualquier punto de vista.
No necesariamente el pueblo tiene el gobierno que merece, sino el gobierno tiene el pueblo que quiere, ambas son correctas; al gobierno le interesa un pueblo sumido en la ignorancia, y el pueblo igual, no hay necesidad de cambiar sino se quiere, y menos cuando se recibe beneficios por ello.
Retomo esta frase “Nada puedo decir del sol y de los mundos. No veo más que una cosa: la miseria de los hombres (…)” contrario a lo que la Iglesia nos cita, de que, al ver al sol, otros mundos, la naturaleza, es ver la obra de Dios; sin embargo, no es malo reconocer nuestra propia miseria.
El diablo le dice a Dios “Vivirían un poco mejor si no les hubieras dado ese destello de luz celestial a la que le dan el nombre de razón y que no les ha servido más que para ser más bestias que las bestias”. Palabras que los medios de comunicación usan, pero también los de izquierda, los del centro y todo aquello que tenga que ver con golpear a cualquiera que se deje.
En realidad, siempre ponemos el dedo en la llaga, con índice de fuego, sosteniendo que somos verdad ante el enemigo, cuando todos tienen derecho a pensar distinto, a vivir de manera diferente, pero todos al mismo tiempo con oportunidad de mejorar su calidad de vida, bajo estrategias que permitan un destino correcto para todos.
Por eso dice y dice bien Víctor Hugo, nos falta entendimiento y raciocinio, leemos, pero no comprendemos; vemos, pero no observamos; oímos, pero no escuchamos; articulamos palabras, pero no hablamos.
Cuando el protagonista del libro “Los miserables”, Valjean, buscó ayuda, se encontró con monseñor Bienbenu, mismo que lo arropa y le da todo el apoyo, pero Valjean destruye todo el beneficio robándole los cubiertos de plata, cuando la policía lo detiene, monseñor dice que se lo ha regalado.
Solo a cambio le pide que deje esa vida y se regenere; en la vida diaria, cuantos, de los policías, políticos, periodistas, funcionarios, sociedad civil, estaría dispuesto a regenerarse, para que Mefistófeles no siga merodeando entre ellos, la mentira usada como verdad, es lo que ha acabado con el ser humano, esa parte de humano es la que ya no existe, y solo sigue siendo un ente viviente.
Sin duda alguna, hoy las ideologías son los amos del mundo, son quienes se les considera los transformadores, pero que conducen a la muerte, hoy se da oportunidad a todo, dejando a un lado la moral, las buenas costumbres, el respeto y el amor; a cambio de una presunta libertad que solo condena a la desgracia del mismo ser humano.
Es aquí donde entran los falsos valores, como la prostitución, la droga, el homosexualismo, el poder por el poder, la política, las ideas religiosas de Dios contra Dios, dejando a esa deidad por lo material que es el dinero, donde sigue ganando el más fuerte sobre el más débil, y donde las minorías son mejores que las mayorías.
La estratagema del pueblo contra el gobierno es vil, porque se dice pobre para obtener, no es neófito en esto; es hábil, por el contrario, siempre busca tener beneficio, incluso sobre sus propios conciudadanos, “entre más me des, más me desgarro las vestiduras”.
Pero también ocurre esta estratagema con el gobierno, que de igual forma es aún más vil y repugnante, cuando se aprovecha de todo por el todo, en la sola idea del enriquecimiento, que finalmente no podrá gozar, ni tener, más que por un poco espacio y en un determinado territorio.
Quizá también exista la idea de que la anatema político, económico y social, estará presente, cuando se rompa esa hegemonía entre pueblo y gobierno; es necesario el repuntar que este es un buen momento para aceptar que somos humanos y no robots como pretenden los grandes del poder, que somos pensantes y no solo consumidores, idólatras, y todo aquello que representa un peligro para la raza humana, nada vale cuando terminamos e ignoramos nuestra propia realidad.
Hasta donde pensamos por nosotros y en donde los demás piensan por nosotros, pero ¿dónde queda ese pensamiento por los hijos? ¿acaso no hay valor hacia ellos?, lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, será el reflejo de lo que ellos vivirán y será responsabilidad de los padres la desgracia del futuro.

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